Diseñada por Carlos Ferrater, esta villa puede configurarse como una única residencia o dos viviendas independientes.

Dos hogares en una sola obra. Una villa flexible en el corazón de Pedralbes.

En el corazón verde de Pedralbes, uno de los barrios más exclusivos de Barcelona, se alza la Villa Pearson, una residencia de líneas sobrias y carácter contemporáneo concebida para adaptarse a distintas formas de vivir.
Su arquitectura, precisa y elegante, permite que este edificio sea al mismo tiempo una única villa unifamiliar de gran amplitud o dos viviendas independientes que conviven en perfecta armonía dentro de un mismo conjunto.

Esa dualidad —rara y valiosa— define la esencia de la Villa Pearson: una propiedad pensada para familias que desean compartir un mismo espacio sin renunciar a la privacidad, o para quienes buscan una vivienda principal con un anexo incorporado, ideal para invitados, familiares o personal de servicio.
Su diseño, inteligente y flexible, permite que cada una de las dos viviendas mantenga independencia funcional y acceso propio, sin que el edificio pierda unidad estética ni coherencia arquitectónica.

El edificio fue proyectado en 1985 por Carlos Ferrater i Lambarri, arquitecto de referencia de la llamada Gauche Divine barcelonesa y autor de obras emblemáticas como el Hotel Juan Carlos I o el Jardín Botánico de Barcelona. En esta casa, Ferrater desplegó su visión más esencial: una arquitectura sin artificios, atemporal, construida desde la serenidad y el rigor. Su lenguaje combina lo racional con lo poético, lo técnico con lo emocional.

Situada sobre una parcela de casi 3.000 m2, la Villa Pearson se abre al sur en busca de la luz mediterránea y de las vistas sobre la ciudad. Su forma triangular, limpia y racional, organiza los espacios con naturalidad. Las zonas de día se orientan hacia el jardín y la piscina, mientras que las áreas privadas se recogen en el lado norte, más íntimo y protegido.
La fachada sur, una verdadera cortina de cristal, conecta el interior con el paisaje; la fachada norte, en cambio, muestra la serenidad de los volúmenes cerrados. Entre ambas, la vida fluye en distintos niveles, conectados por un vestíbulo de doble altura presidido por una gran vidriera.

Cada una de las viviendas —o niveles habitables— está completa en sí misma: dispone de salón-comedor, cocina, dormitorios, baños y terrazas. Pero cuando se integran, la villa se transforma en una residencia unifamiliar de más de 1.300 m2, espaciosa, luminosa y coherente, donde las circulaciones verticales y la continuidad visual entre plantas convierten la casa en una experiencia arquitectónica unitaria.

En el nivel inferior, un garaje para seis vehículos, gimnasio, sauna y un estudio independiente completan la funcionalidad del conjunto. Este espacio adicional puede actuar como apartamento auxiliar o área de trabajo privada, ideal para familias que desean combinar vivienda y actividad profesional sin salir de casa.

El jardín mediterráneo, concebido en distintos niveles, abraza la villa con una composición vegetal de pinos, magnolios y cipreses. Los muros cubiertos de buganvillas y rosales trepadores, la piscina desbordante y la pérgola de madera componen un paisaje íntimo y sereno, pensado para disfrutar del clima y del tiempo.

La materialidad del edificio —piedra natural, acero, vidrio, cobre y madera— refuerza la idea de permanencia y nobleza. Cada detalle ha sido diseñado con la intención de resistir al paso de los años sin perder elegancia: un equilibrio entre solidez y ligereza, entre la geometría y la luz.

La Villa Pearson es, en definitiva, una vivienda versátil y atemporal, capaz de transformarse según las necesidades de quienes la habitan.
Una villa que puede ser un único hogar generoso y luminoso, o dos viviendas independientes conectadas entre sí, perfectas para familias que buscan cercanía sin renunciar a la autonomía.

Más que una construcción, esta villa es una forma de entender la vida: abierta, flexible y en armonía con su entorno.
Una obra que demuestra que la verdadera exclusividad no reside en el tamaño ni en el lujo, sino en la libertad de habitarla a tu manera.